Cada niño va a la escuela
con su sillita de enea,
los que aún no tienen silla,
esperan en la puerta.

¡Que se sienten los niños,
que empieza la escuela!
Que se sienten muy juntos
al calor de la maestra.
Que ningún niño se quede
sin su sillita de enea.

El niño de jornal triste,

la niña de mirada huera,

el que comió anteayer
y no le queda talega.

Los que nacieron sin nombre,
sin presente ni estrella;

los que no piden juguetes
por miedo a que no les quieran.

Aquellos que son usados
para usar la metralleta,
los que no pueden dormir,
porque nadie les despierta.

Deja los tronos reales, carpintero,
que hacen falta más sillitas
para los niños que esperan
aprender a ser niños,
en la puerta de la escuela.

Luna – Foto: Jordi Casasempere