Una Alumna
Me levanto temprano. Preparo el desayuno. Llevo los niños a la escuela. Voy a comprar. Limpio la casa. Preparo la comida. Recojo a los niños. Pongo la mesa. Como de pie mientras les sirvo la comida. ¡Siempre voy con prisas! Sólo hay un momento del día en el que estoy tranquila: LAS DOS HORAS QUE ESTOY EN LA ESCUELA DE ADULTOS.
Un/a profesor/a
Llego al centro de adultos. Nos saludamos l@s compañer@s y hoy la tertulia ha sido sobre los destinos provisionales del concurso. Hago las fotocopias (que previamente he preparado en casa). Entro en mi aula y saludo a mi primer grupo. Me alegro al ver que están casi tod@s. Empezamos la lectura “silenciosa” del texto (hay que saber recoger los sabios consejos del profesor Miguel Loza). Hoy versa sobre la provincia de Málaga. Mientras una lee, el resto está trabajando en la parte de comprensión lectora y cálculo. También estoy actualizando el número de pedidos que las alumnas desean del 2º libro que el equipo de profesores de patrimonio hemos realizado (en los centros de adultos no solemos tener “libros de editoriales”). También aprovecho para corregirles ortográficamente los textos que me han entregado sobre la Prensa-Escuela, pues acaba el plazo el próximo lunes. Están muy ilusionadas en esta tarea. Este año el tema es: El aceite de oliva ó el 75º aniversario de la muerte de Federico García Lorca. Me llaman por teléfono para confirmar la ruta de la próxima excursión. Al oír la conversación, algunas alumnas me abonan el precio de esta excursión. Después de la lectura corregimos la parte de compresión y de cálculo del texto. Afortunadamente el aula tiene “cañón”. Personalmente pienso que las nuevas tecnologías también son muy útiles incluso para las personas mayores. Por último hago el listado de las personas interesadas en ir a visitar la Alhambra. Se llevan hojas de cálculo y sopas de letras. (He conseguido aficionarlas “en las sopas”). Me despido del primer turno y comienzo la clase con el segundo grupo. Paso el control de faltas del primer grupo mientras se acomodan. Este grupo va un poco más avanzado que el anterior. Realizamos las mismas tareas (lectura-comprensiva y cálculo). Las corregimos. Una alumna se ofrece a regar las macetas. Me pide la regadera. Le indico donde está y de camino le digo que corte la calefacción pues ya está “caldeado” el centro (dejamos el circuito abierto para aprovecharlo y ahorrar combustible). Nos da tiempo y realizamos un dictado. [L@s alumnas del siguiente turno, Secundaria, vienen un poco antes y les doy un resumen del temario. Se van a otra clase y se lo encuadernan. Están agobiad@s, se examinan el sábado]. Por último realizamos unos ejercicios de ortografía de una página de internet. Compruebo el listado de la excursión del martes, cosa que me ha sido muy útil pues he detectado un error. Nos despedimos, no sin antes desearnos un buen fin de semana. También se llevan cálculo y sopas. Comienzo con mi último grupo del día. (Secundaria). Mientras termina de llegar, pasa lista del anterior grupo. Están muy nervios@s, se palpa en el ambiente. Comienzo dándoles unos consejos y técnicas para el día del examen: Relajación y como deben enfocar el examen. Afortunadamente hemos dado todo el temario y también me ha dado tiempo a darles un repaso global. En el día de hoy les he preparado unos ejercicios de repaso de todos los exámenes que se han celebrado desde abril del 2009 hasta 2011.Pasan a realizarlo. La verdad que es injusto: Se lo juegan todo en un solo día y ante un tribunal que no conocen el trabajo realizado todos los días durante lo que va de curso. (Nada de exámenes parciales, evaluación continua, etc.). Mientras realizan el ejercicio, rectifico el error de la lista oficial del viaje y recojo los dibujos que una compañera me ha hecho el favor de descargarlo y pegarlos en los artículos de prensa-escuela. Me despido de mi alumnado de secundaria no sin antes realizarles unos ejercicios de relajación. Les pongo unos chistecillos que me han enviado por e-mail. Nos reímos un rato, sobretodo ell@s. (Se notaba que había tensión).Nos despedimos y quedamos en vernos el sábado. Me han pedido que les acompañe. Salvo caso de fuerza mayor: estaré allí. Se lo merecen y pienso que es lo mínimo que puedo hacer. Está acabando mi jornada. En la mesa de la dirección les dejo encima dos listados (con sus respectivas “hojitas amarillas”): Un listado es el proyecto oficial del viaje y el otro con las redacciones de la prensa-escuela para que mañana viernes les den registro de salida y lo manden por correo. Y nada más: ha terminado un día cualquiera, de mi jornada laboral. No he dejado la pizarra llena pues ahora utilizo el “cañón”. Soy de Ciencias Humanas y me gustan las nuevas tecnologías.
Tenemos excelentes resultados en las pruebas de acceso a la universidad, en secundaria, los grupos de formación básica (y no tan básica), son cada vez más numerosos, los planes educativos de francés, inglés, e informática están a tope. Sería muy largo enumerar los premios y reconocimientos. Si todo esto lo conseguimos, TOD@S, con nuestra fama de que no trabajamos, ¿QUÉ PASARÁ EL DÍA QUE TRABAJEMOS?
P.D: Te quiero aunque no te lo merezcas, pero es cuando más lo necesitas.