Miguel Scheroff, artista de La Carolina perteneciente a «La Casa Pintada» de Linares.
No importa cómo empecé o descubrí todo esto, pero puedo decir que ahora, no hay momento en el que me sienta más realizado que cuando contemplo el trabajo de mis compañeros y artistas favoritos, y veo grandes creaciones.
Considero fundamental la enseñanza que nos han aportado los grandes maestros del pasado pero, la sensibilidad de hoy ante una obra artística, es decir el arte contemporáneo, trasciende mucho más allá de lo que podamos imaginar. Se están realizando grandes esfuerzos por acercar diferentes enfoques a la sociedad respecto a la forma de entender las cosas. El artista “regala una terapia” al espectador manteniendo un diálogo personal con él a través de su obra, creo que eso ayuda a sentirnos más cómodos con el mundo que nos ha tocado y en esos diálogos nacen decisiones importantes. Cuando digo esto tengo en mente la obra de creadores tan potentes como Christian Boltansky, Anselm Kiefer o Gerard Richter encargados de mostrarnos los ejemplos más actuales de entender lo que pasa y lo que ha pasado.
En cuanto a lo que yo busco en el arte no es más que un presentimiento de que algo está cambiando o algo va a pasar, esa sensación es la que me empuja a trabajar y transformar la imagen obsesivamente de tal forma que consiga transmitir la contemporaneidad, me gustaría poder despertar o “activar” la ilusión y las ganas de crear en las personas.
Hoy no concibo otra forma de vida que no sea la de un pintor que a pesar de las muchas adversidades, principalmente económicas, lucha por seguir creando y tengo puesta la esperanza en que la situación de inestabilidad que vivimos se supere pronto y no frustre la trayectoria del amplio panorama artístico que tenemos.
Los dibujos que hace a carboncillo son espectaculares. Hay que verlos de cerca, no deja a nadie indiferente.