Muchas generaciones de linarenses hemos estudiado, y otras seguirán haciéndolo, espero que por mucho tiempo, en el Instituto de Enseñanza Secundaria “Huarte de San Juan”. Algunas personas paseamos, no muchas porque ya no parece frecuente el hábito de pasear, por la calle “Huarte de San Juan”, en el casco antiguo, y otras caerán en la cuenta al visitar la Iglesia de Santa María la Mayor de nuestra ciudad que en ella yacen los restos de un tal Huarte de San Juan; sin embargo, muy pocos seguramente conocen los méritos de este personaje nacido en el año 1529 en San Juan de Pie de Puerto (pueblo navarro hasta 1659, hoy francés) y muerto en Linares a la edad de 59 años.
Juan Huarte fue hombre muy formado (estudió Humanidades en Huesca y Medicina en Alcalá de Henares) y una de las mentes más privilegiadas de su época. Desarrolló teorías sobre diversas y extensas ramas del saber, recogidas en su obra Examen de Ingenios para las Ciencias donde destacan conocimientos sobre Psicología, Orientación Profesional, Fisiología, Biología, Neurología, Pedagogía, Antropología, Patología y Sociología, entre otras. En general, se considera el primer tratadista moderno que fundamenta su psicología en la fisiología y en la biología. Entre sus ideas más relevantes destaca lo que él llama “la filosofía natural”, que viene a establecer relaciones funcionales entre el entendimiento y el cerebro: Existe un órgano o instrumento necesario para la facultad intelectual, igual que para la imaginativa, la memoria y para los sentidos, un órgano que no será otro que el cerebro.
Además de la observación clínica y de la experiencia médica, el autor utiliza fuentes universales como los médicos Hipócrates y Galeno; los filósofos Platón, Aristóteles, Cicerón, Pedro Lombardo, Escoto, Tomás de Aquino, Durando; y clásicos como Horacio, Demóstenes, Flavio Josefo, Juvenal, Justino y Celso; aparte de, como era de natural obligado, la Biblia.
Aunque la obra fue unánimemente alabada en el círculo filosófico y científico de la época, sus aportaciones resultaron contrarias a la oficialidad, en manos ésta de la Iglesia, que consideraba el alma como ente intangible que sustenta la inteligencia, independiente del cuerpo mortal y sin posibilidad de localizarse en órgano fisiológico alguno. Estas ideas innovadoras, revolucionarias para su siglo, le trajeron problemas serios con la Inquisición. De hecho, Examen de Ingenios para las Ciencias estuvo prohibida y perseguida en Portugal (1581) y en España (1583). Circularon entonces ediciones clandestinas no autorizadas que venían de Leyden (1591), de Amberes (Plantín, 1593 y 1607) o de Ámsterdam (Juan de Ravestein, 1652). Para no aparentar absoluto desdén hacia los descubrimientos científicos del momento, los poderes permitieron una edición de Examen de Ingenios una vez censurados los pasajes polémicos (Baeza, 1594). Huarte había proclamado que hay materias y cuestiones cuya verdad escapan a la jurisdicción eclesiástica; es decir, consideraba fundamental establecer la independencia de la filosofía y de la ciencia respecto de la religión y de la teología.
Paradojas de la vida; sin por supuesto llegar a ser santificado, Juan Huarte de San Juan fue erigido como Patrón de la Psicología española por acuerdo de los Decanos de las Facultades de Psicología, en el año 1983. La festividad se celebra alrededor del día 24 de febrero porque en estas fechas del año 1575 salía de las prensas de Juan Bautista de Montoya, en Baeza, la primera edición del Examen de Ingenios. Esta impresión tuvo que ser costeada por el Conde Garcés, a causa de los escasos medios económicos de que disponía el autor y su éxito fue tal que se reimprimió en España cuatro veces más antes de acabar el siglo XVI: Pamplona, 1578; Valencia, 1580; Huesca, 1581 y la expurgada de Baeza en 1594. Durante el siglo XVII fue publicado en Alcalá (1640), Madrid (1668), Bilbao, Logroño, Medina del Campo y Granada. Y mucho mayor fue su éxito en Europa. Se tradujo, entre los siglos XVI y XVII al latín, lengua científica de entonces, con casi una veintena de ediciones diferentes, al inglés en unas cinco ocasiones y al alemán en dos diferentes.
La obra de nuestro paisano adoptivo influyó en el diseño de los caracteres de algunos personajes de ficción de escritores del prestigio de Don Miguel de Cervantes Saavedrea (1547-1616), como en el caso de Don Quijote de la Mancha, al que puso el significativo epíteto de Ingenioso, y el de El licenciado Vidriera; o de autores en lengua inglesa como el dramaturgo Benjamin Jonson (1572-1637).
Nuestro personaje ilustre fue médico vitalicio en Baeza, por orden de Felipe II, desde 1566. Antes, en 1562 se había casado con la también originaria de Navarra Doña Águeda de Villalba, con la que tuvo siete hijos, cuatro hijas y tres varones; la madre y una de sus hijas murieron antes que él. Se sabe, por las crónicas, que compró casa en Linares, dónde vivió.
Quién tenga interés por leer, o al menos por hojear, Examen de Ingenios para las Ciencias y por conocer algún detalle más sobre Juan Huarte de San Juan, puede consultar los enlaces que facilitamos.