Escribir sobre el tema de Asociaciones, participación, ejercicio democrático es muy difícil. A veces, creo que son temas que han ido perdiendo tanto interés, que ya no nos preocupa la agonía del movimiento asociativo. Quizás porque el Estado de bienestar que partió del principio de la SOLIDARIDAD, terminó causando el efecto contrario, y sembró EGOÍSMO y COMODIDAD. He acudido a tantos y tantos eventos organizados desde las Asociaciones, y en la mayor parte se RECONOCE que sin este movimiento de la sociedad civil, el ESTADO no podría llegar a atender a tantas y tantas personas que lo necesitan, y en este etapa que estamos viviendo aún más. Pero eso se queda ahí, en una proclamación de buenas intenciones, en la que aquéllos/as que formamos los colectivos sin grandes fondos tenemos no sólo que aportan infinitas horas de trabajo voluntario (que ofrecemos gustosas porque lo hacemos por vocación), sino que se pretende además que le demos el mantenimiento, que busquemos financiación (no se de dónde), que contratemos técnicos especialistas (no sé cómo) y sin ninguna implicación por parte de nadie. Y a mí se me queda una CARA DE PREGUNTA, porque no sé si ellos/as por hacer política y servir a quienes le dimos su investidura con nuestro voto lo hacen gratis….y si es así cuál es la receta para mantener a sus familias.

Las asociaciones, que debemos trabajar desde la austeridad, compromiso y desde el trabajo colaborativo y NO COMPETITIVO debemos asegurar que los ciudadanos/as conozcan y utilicen adecuadamente los recursos que el estado le ofrece. Debemos MOVILIZAR, DINAMIZAR y ACERCAR recursos sociales, información sobre posibilidades que nos ofrecen desde distintos colectivos, a los/as ciudadanos/as de a pie.
Debemos olvidar que trabajamos para conseguir número de atenciones y número de personas que acuden a nuestros servicios para en cambio preocuparnos de lo fundamental, ofrecer CALIDAD y EFICACIA desde una perspectiva HUMANA. A veces, hemos olvidado que hemos accedido a un puesto de trabajo “porque existen personas que necesitan apoyo para superar determinadas situaciones”, y los tratamos en base a citas, o mirándolos como “los pobres” a los que les tendemos la mano porque somos muy generosos.
Todas estas son las perversiones del aparato burocrático que se ha extendido al tejido asociativo y debemos sin más, parar, reflexionar y centrarnos en la razón que llevó a la gente a unirse para reivindicar una causa. Y reconocer que un colectivo que trabaja en solitario está condenado a desaparecer, que el TRABAJO en RED, permite atender mejor y de forma más integral a las personas que confían en nosotros/as, pero seguimos queriendo apartar la mirada de la grave situación que atravesamos y adoptamos la competitividad que caracteriza al mundo empresarial. Debemos decidir que somos, qué queremos ser y cuál es la ética que va a marcar nuestras actuaciones, será la única forma de volver a empezar y a hacernos fuertes.

Linares desde la calle - Una ventana abierta al asociacionismo, la solidaridad y el multiculturalismo en Linares