No en vano se dice que tus peores enemigos son los amigos que has traicionado. las traiciones cicatrizan, pero no se curan jamás. La felonía se puede hacer por varias razones, aunque ninguna de ellas honesta. Las heridas producidas por este agravio son de gravedad y en algunos extremos de muerte.
El que revela el secreto de otros pasa por traidor, el que revela el secreto própio pasa por imbécil.
Existen varios tipos de traición: por amor, por dinero, por despecho, por envídia, por placer, por ignorancia (no es buena escusa, ya que, la traición siempre es premeditada, no se puede alegar eso de: “Perdona, no sabía lo que hacía”). Muchos se lamentan de que les traiciona su memoria, pero nunca se quejan cuando es su inteligencia la traicionada. Pero la peor traición es la de Dios: Nos da vida, da esperanzas, para después traicionarnos con la muerte. Terminaré como siempre con una cita, en ésta ocasión de nuestro vetusto y magnánimo difunto latino: Cayo Julio César quien dijo: “Amo a la traición, pero odio a los traidores”. (El César).
P.D.: “La traición es un plato suculento y dulce pero indigesto, más si es aderezado con odio”. (José Manzanares)
La traición es un sentimiento inherente al hombre, siempre alevosamente (que pone los medios para asegurar su ejecución, sin peligro para él), nadie está libre de traición alguna vez en su vida, las más sangrientas, las producidas por amigos.