Si bien ya aparecen las Minas de la Tortilla, según Pedro Francisco de Torres en su Historia de Baeza en 1821, como minas adscritas al Crédito Público, de rico rendimiento en plomo y cobre, será la noble familia británica llamada Sopwith, sus nuevos propietarios, quien haga su puesta de largo de una manera oficial en la Exposición Mundial de Filadelfia, según cuenta El Eco Minero de 1885, el 14 de abril del 1875, una fecha que jamás olviden los habitantes de Linares: la mayor fundición de plomo y desplate de toda La Europa conocida¨. Su Torre de Perdigones, edificio de fundición de balines, bolas y perdigones de plomo, de estilo modernista, funcional y preciosista, se convierte en la ubicación fabril más alta del viejo continente.
De tres humildes hornos y una cuba de desplate se pasó entre 1890 a 1912, a 24 hornos reverberos y 10 cubas que fundieron más de 23.000 toneladas de plomo dulce, obteniendo un rendimiento en plata de 87.000 Kilos de término medio anual y con una plantilla de 700 trabajadores.
Se realizó una terminal específica de la compañía ferroviaria MZA para el transporte del mineral; una línea de tranvía que acercara dignamente a los trabajadores a su brillante y orgullosa fábrica; el primer teléfono directo que hubo en nuestra localidad para comunicar la factoría con su sede social, ubicada en la nueva y bella Plaza Alfonso XII.
En torno a la impresionante factoría se desarrolló un coqueto pueblecito, compuesto por bellas casas de influencia europea, con hermosos soportales de parterres floridos de hiedra y rosas, jardines bellamente podados y huertos con los más inverosímiles frutos para aquella época; una funcional escuela unitaria (en la mente de los Linarense está Doña Paquita), una pequeña capilla, un digno botiquín, un curioso almacén de centeno para proteger balines, balas, plomos y láminas en su transporte, el cual se incendió una triste noche con la consiguiente explosión que aún recuerdan los viejos del lugar, un temido cuartel de la Guardia Civil, y varias cantinas (una de ellas fue propiedad de un antepasado mío conocido y nombrado Diego Mañas).
Pero cual realidad de vida todo no fueron luces; algunas sombras marcan la dinámica histórica de nuestra compañía. Así en la primavera 1912 tuvo lugar una huelga revolucionaria, con la consiguiente ocupación militar de este Linares orgulloso, donde, el propio Pablo Iglesias, tuvo que mediar para que los trabajadores regresaran a su puesto de trabajo. ¡Que bella ironía un Jaén olivarero y caciquil fue el punto de mira de una España Industrial donde se exigieron los primeros derechos laborales!
Y… siguiendo nuestro protagonismo industrial, en 1917 la empresa cambió de dueño, al incautar las acciones de capital británico, el Ministerio de la Guerra del gobierno español, al considerar a ésta, una fábrica de interés estratégico y militar. Brotaban en el aire los vientos de La Primera Guerra Mundial.
Tras la guerra civil, La Tortilla irá perdiendo capacidad productiva por el agotamiento de los filones colindantes, la bajada del precio del plomo y el traslado de las cubas de desplate a Marruecos. Solo el Grupo Adaro, (concretamente el Pozo San Juan, Esmeralda con alcohol de hoja de alta calidad, siendo el responsable de esta empresa, entre otros insignes jefes mineros Francisco Mañas Hermoso), las minas de La Carolina y el grupo San Miguel envían material de plomo para su fundición.
Cerró sus puertas en 1967, al parar el grupo de El Mimbre-San Vicente, tras su trágico accidente y las minas de La Carolina-Centenillo.
En definitiva 93 años de nuestra historia de riqueza y sufrimiento, donde las huellas de esta impresionante factoría minera se hunden ante la barbarie, el expolio y el abandono de los ciudadanos linarenses.

Texto: Francisco Mañas Mármol
Fotos: Jordi Flores Casasempere